miércoles, 30 de mayo de 2012

Malvinas - A 30 años del Ataque al Porta Aviones Invincible.


Semejante acción requería un análisis minucioso de la situación y la resolución de varios problemas que se presentaban para que una hazaña de esta magnitud pudiese ser puesta en marcha.

Para cumplir la misión, se dispuso la utilización del mejor sistema de armas y equipamiento disponibles para efectuar la proeza, confiando, a su vez, en la pericia, habilidad y extremado valor puesto de manifiesto una y otra vez por parte de los oficiales de la Fuerza Aérea Argentina.


La Fuerza Aérea desea recordar a aquellos hombres que en dicha oportunidad se inmortalizaron en nuestra memoria al ofrendar su vida en el pleno cumplimiento de su deber e incluso yendo más allá del mismo.

A continuación los defensores alados de la Patria que presentaron ardua batalla y vieron extinguir sus vidas en nuestras Islas Malvinas:

                                                
·        Capitán (p.m.) José Daniel Vázquez:

Fecha de Nacimiento: 01 de Enero de 1952
Lugar de Nacimiento: Las Heras (Pcia. de Mendoza)
Destino: IV Brigada Aérea (Mendoza)

                                         
·        Capitán (p.m.) Omar Jesús Castillo:

Fecha de Nacimiento: 31 de Agosto de 1953
Lugar de Nacimiento: Cosquín (Córdoba)
Destino: Escuela de Aviación Militar (Córdoba)

Última Misión de Ambos: Ataque al Porta Aviones Liviano “Invincible” ubicado al Este de las Islas Malvinas con el objetivo de afectar el centro neurálgico de la Task Force.

Debido a que las naves británicas comenzaron a desaparecer de las proximidades de las islas y que resultaba sumamente complicado realizar ataques directos contra las tropas terrestres desembarcadas en la Isla Soledad, el Comando de la Fuerza Aérea Sur y el de la Aviación Naval resolvieron llevar a cabo un ataque combinado contra el corazón de la flota: el Porta Aviones Liviano (PAL) “Hermes” o “Invincible”. 


Para facilitar la elección de los hombres que emprenderían tan riesgosa travesía, se solicitó que se ofreciesen voluntariamente aquellos pilotos que estaban dispuestos a asumir tal responsabilidad. No tardaron en anunciarse como jefes de escuadrilla, el Primer Teniente José Vázquez y el Primer Teniente Ernesto Ureta. Luego harían lo propio, como numerales, el Primer Teniente Omar Castillo y el Alférez Gerardo Isaac.

Otro inconveniente era la lejanía en que se encontraban los PAL. Esto dificultaba la misión pues requería reabastecerse en vuelo dos veces. Por lo tanto dos aviones reabastecedores KC-130 formarían parte esencial de la operación.

Una vez confirmada la ubicación aproximada del PAL “Invincilbe” se dispuso llevar a cabo el ataque. De este modo, siendo las 12:30 horas despegaron de Río Grande dos aviones Super Etendard (de la Armada) equipado uno con el último misil inteligente Exocet y otro como soporte magnético, bajo el indicativo ALA y cuatro A-4C “Skyhawk” (de la Fuerza Aérea) armados cada uno con tres bombas retardadas por paracaídas (BPR) de 250 kg., bajo el indicativo ZONDA. Los KC-130 despegaron de Río Gallegos a las 11:25 horas.

El plan, que requería una serie de condiciones que deberían cumplimentarse inexorablemente, se ejecutó a la perfección. Según lo acordado la ruta de vuelo se efectuó por el sur del archipiélago, las aeronaves se reabastecieron sin inconvenientes y una vez próximas al objetivo se tomó rumbo norte para iniciar la carrera final.

Los Super Etendard, una vez fijado el objetivo, dispararon su Exocet y viraron de regreso hacia la izquierda. Eran las 14:24 horas.

 Los A-4C siguieron la estela que les marcaba el misil y en un acto de heroico valor se dirigieron hacia el blanco bajo la incertidumbre de lo que podía ser sus últimos segundos. La sorpresa había sido resignada, los sistemas de defensa antiaérea británicos estaban alertados y preparados para recibir al osado enemigo.

Ciento nueve segundos fue lo que tardó el Exocet en impactar sobre la nave y ciento cincuenta y seis lo que demorarían en llegar los Skyhawk. Así, cuando ya tenían al PAL en sus miras, el numeral tres pudo observar como el avión de su  jefe de escuadrilla, Primer Teniente José D. Vázquez, perdía parte del ala izquierda y casi inmediatamente su motor estallaba, seccionando el aparato en dos partes, cayendo hacia la izquierda y explotando contra la superficie del mar sin observarse la eyección de su piloto. Aparentemente 


había sido alcanzado por un mortífero misil de detección automática “Sea Dart”.

Por su parte el avión número dos tripulado por el Primer Teniente Castillo fue alcanzado pocos segundos antes de llegar al Portaaviones por la artillería antiaérea destruyendo fragmentariamente su máquina. Un motor incendiado por la inercia que llevaba al momento de desintegrarse el avión, impactó en el área del ascensor posterior y se introdujo en el interior produciendo un incendio de grandes proporciones y cuantiosos estragos en esa parte de la estructura.

Así, estos dos héroes alados argentinos, ofreciéndose voluntariamente y en un acto de superlativo valor se inmortalizaron en nuestro recuerdo llevando al cumplimiento del deber hasta sus últimas consecuencias, sin importar cuan costoso esto pudiese resultar.

El Primer Teniente Ureta y el Alferez Isaac lograron lanzar sus bombas con todo éxito, impactando ellas contra la embarcación de 18.000 toneladas y estallando. Acto seguido se procedió a emprender el regreso hacia el continente. Durante la vuelta pudieron observar que un espeso humo negro provenía de la nave recién atacada.

Si bien, ninguno de los pilotos involucrados en la operación pudieron confirmar con certeza que se trataba del PAL Invincible, información obtenida con posterioridad pudo corroborar esta suposición.


Fuente y fotos; Prensa - Fuerza Aérea Argentina

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